Eran ya muchas las bajas
habíamos perdido la cuenta
y todos corrían asustados
cuando mirabas directamente
a sus ojos
pero, imagino que lo sabes
éramos ya salvajes
y todo nos había sido
perdonado.
Un vaso resbaló hasta el suelo
estallando en mil pedazos
o quizás
fuera
tu última esperanza.
En cualquier caso
no estaba dispuesto a
sangrar más
por ti.
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