viernes, 21 de octubre de 2011

al. c. IV

Durante unas horas
nos atrincheramos.
Fuera el mundo ardía
y amenazaba con desmoronarse.
Yo sólo pensaba en
reconquistar tu cuerpo
en asediar tu pecho
y acabar de devorarte.
Como un espía
Benedetti se coló
en tus labios
y ayudó a cerrar aún más
la ventana que daba
a la realidad.
Ahora
espero paciente
encontrar
de nuevo
tu batalla.

1 comentario:

  1. ¡Me ha encantado este poema! Soy Eva, yo también tengo un blog, pero bastante diferente! :)

    ResponderEliminar